Se feliz.

Anda, se feliz. No conmigo, lo sé.
Jamás podría ser como aquél.
¿Por qué el reloj sigue corriendo?
¿Por que el día sigue avanzando?

Rompiste mi corazón.
Ahora mis lágrimas se convierten en sangre.
Lo único que pedía era comprensión.
Ya estoy listo para rendirme.

Nuestro amor efímero fue así por tus sentimientos.
Anda, se feliz. Pero antes pon tus manos en mi corazón.
Te fuiste sin arrepentimiento, lloro a ti, lloro a tu ausencia.
Te daré un pedazo de mi corazón, de recuerdo para tu frialdad.

Anda, se feliz. No conmigo, claro está.
No vuelvas. No conmigo, no lo harás
Te regresaré tu amor, te daré todo de nuevo.
Se feliz. No conmigo, lo sé.

Tú, Jezz.

Tú, bella muchacha de letras firmes.
A ti es a quién llamo, a ti es a quién busco en compañía.
Pues tu amistad es más valiosa que cualquier otro bien.
Acompaño a tu tristeza y agobio a tu nostalgia.

A ti es a quien escribo en este instante, inspirado en tu sentir y en tu cariño
Pues hoy hace unos ayeres, llegaste a este mundo lleno de miseria,
No a sufrir, sino a relucir la ímpetu de tu ser,
A relucir esa maravilla que hay en ti.

Debo decirte, pues, adoro tu compañía.
Admiro tu carácter.
Y elogio tu carisma.
Vive, te pido. Eso que disfrutas día a día en tu vida.

Con tu sonrisa en alto y tus alegrías exuberantes.
Así es como ríes, así es como te acompaño en esta carretera.
Mas debo decirte que cuando llegue el fin, no arrepientas tus acciones.
Vamos, alégrate. Hoy es tu día y de nadie más.

Ríe, llora, maldice, juega, pero jamás abandones tus bellas letras.





Dedicado a Jessica, una buena amiga que hoy cumple años.
¡Felicidades Jezz!

Esta será la despedida, nuestra despedida.

Te vas de mi vida sin llevarte los recuerdos.
Anda, sé feliz, amor mío, pues ya no me perteneces.
Esta soledad corroe mi ser, anuda mi corazón y regurgita mi felicidad.
Esta felicidad tan bodrio.

¿A dónde habrá ido todas las promesas, a dónde habrá ido a parar nuestro amor?
Mis lágrimas me consuelan, me cantan como yo una vez cantaba a tu amor.
Mi alma vaga por la tristeza mientras es golpeada por lo recuerdos.
Mi corazón vive en muerte por ti.

¡Oh tú! Dónde has quedado, dónde te perdiste... ¿cuándo te perdí?
Bien todo tiene su fin, nosotros llegamos al nuestro.
Mas así, extráñote como jamás.
Mas así lloro en tu ausencia de mi soledad.

No vuelvas nunca más, te pido, ya no hay nada más que dar.
No me busques más, te ruego, ya no hay nada más que decir.
No me pienses más, te imploro, ya no hay nada que imaginar.
No me recuerdes más, te suplico, ya no hay nada más que revivir.

Deambularé por las calles de la depresión, pues así mejoraré.
Lloraré al caer la noche, pues así olvidaré.
Gritaré en silencio en el tumulto de personas, pues así me desahogaré.
Cantaré a mi tristeza, pues así la alegraré

Te amaré hasta que mis recuerdos me lo permitan.

¡La Ciudad está loca!

Iba caminando por la calle cuando de repente, de un edificio cayó una billete de veinte pesos a lo que grite:
-¡¡Me ha caído el veinte!!-
Pero nadie respondió, así que me quedé con el billete.

Seguí caminando y no pude evitar el ver en un semáforo a unos niños vestidos de payasos y pensar "pero todavía no es el Día mundial del Payaso!", y pues bueno, con eso de que ahora hay día mundial de la bicicleta....

En fin, yo seguí caminando, iba rumbo a casa de un amigo y para esto iba a tomar el metro, ya merito iba a llegar cuando repentina y súbitamente un chavo flaco moreno chiquito me grita desde un microbus:
-Súbale, súbale, súbale, Merced, súbaleeee-
...¿por qué me estaba tratando de convencer de irme a la Merced? Si yo quiero ir a la Merced me subo al microbus que diga "Merced" ¡y ya!.
¿O qué? Acaso cree que le voy a decir:
-¡No! Me convenciste,  lo que tenía que hacer en casa de mi amigo puede esperar, mejor me doy un paseo por la Merced a ver que pasa.-

Después de lidiar con un posible secuestrador de la Merced, finalmente llegué a casa de mi amigo, donde curiosamente me da nervios tocar el timbre, pues su mamá es muy exagerada y siempre le grita a mi amigo "quién es?!?! Tienes novia?!?" y pues qué miedo que se entere que él y yo somos pareja.

Vaya aventura que vivo al salir a la calle, por eso prefiero quedarme en casa y jugar en el jardín de niños, ay se ven tan bonitos todos los niños enterrados. Qué bello jardín!

La mujer de la mirada alegre.

La mujer de la mirada alegre, esa, ésa que enamora.
Caminando por la ciudad, tan llena de ruidos y alboroto.
Mas así, ella es quién capta la atención.
¡Oh tú! Jovial alma de alegría.
Oda a la belleza. Sinfonía de amor.
Tú, ésa que enamora.
Eres la mujer de varios sueños, mas nadie es tu sueño.
Eres aquella que sonríe a su tristeza y ríe a su desgracia.
Tú, pues la mujer de la mirada alegre jamás sucumbe a la vida.
Me enamoro de ti, y tú te enamoras de nadie. Triste, pero real.
Mujer de la mirada alegre que caminas por la vida sin doblegar.
Mujer de la mirada alegre que enamoras a tu pasar.
Esa, esa eres tú.

Se feliz.

Veo en ti todos mis sueños hechos fantasías, pues sólo eso son: fantasías a tu lado.
Veote feliz día día con aquél, mientras yo anhelo robar aquel suspiro de tu corazón.
Yo quiero ser aquel en tu vida que hurgue tus sueños, aquel que robe tus pensamientos. Quiero ser aquel que tanto ames y disfrutes en compañía.

Si tan sólo me dieras aquella señal, aquella pequeña intención de amor. ¡Oh, qué no haría por ti!.
Si tan sólo me dieras espacio en tu amor, en tu cariño sublime. ¡Oh, qué no dejaría por ti!.
Si tan sólo me aceptaras a tu lado, tan sólo un momento. ¡Oh, qué no daría por ti!.
Si tan sólo me notarás, te dieras cuenta de mí. ¡Oh, qué no pasaría!

Enamórate de mí, justo como ya lo hice de ti.
Háblame como yo te hablo a ti.
Sonríeme como si fuera yo el indicado.
Bésame, tan sólo bésame sin trasfondos.

Descansa en paz, amor mío.

Un cuchillo enterrado en tu pecho, mis ojos desubicados buscaban explicación. No la había, por fin había pasado, por fin me habías dado lo que más apreciaba de ti: tu vida.

Esa excitación que me provocaba el verte tirada en el pasto, ya sin vida. Tirada cual hoja cae de un árbol. Fue inevitable el tocar tu cadáver frío, como mi alma. Recorrer tu desnudo ser, buscado todos esos placeres que jamás había encontrado en vida.

Besar a tus labios, tus firmes y exquisitos pechos, tu estomago tan formado como las curvas de una guitarra, tu ombligo, para finalmente llegar a besar tu sonrisa vertical que tanto anhelaba. Abrazarte con aquel amor propio, aquel amor enfermizo y consumar aquél acto de amor que tan gustoso deseaba. Sentía el frío de tu cuerpo, sentía tu sangre caer sobre mi ser. Sentía tu amor necrótico vertiéndose sobre mi jovial y caliente cuerpo.

No podía dejar de contemplarte, no paraba de contemplar la belleza de la muerte, tan única, tan imponente y elegante a la vez. No paraba de contemplar aquel festín que la muerte había dejadome a mis pies. Esbocé aquella sonrisa de placer, mientras yacía tu cuerpo frío en el pasto. Muerto.

Yo no deseaba tu dinero, no quería tu amor. No necesitaba tu alegre compañía ni mucho menos anhelaba tu mundana comprensión. Lo único que me mantenía atado a ti, era tu cuerpo. Carne eres, y carne serás.

Sé libre ahora, amor mío. Deja que la luna aúlle en perdición de aquél acto de amor que acababa de presenciar. Deja que la naturaleza te absorba a ella misma. Deja que los gusanos se deleiten con tu cadáver, pues tú ya no tienes nada más que darme para hacerme feliz.

Descansa en paz, amor mío. Algún día nos volveremos a ver.

Alucinación amorosa

Sin conocernos aún, oh tú, tan bella, tan elocuente al expresarte.
Caminando por la vida, con tu rostro en alto y tu alma tan limpia.
Mas así, sin conocernos, has de ser la puridad de la sombras de la felicidad.

Busco la luna en día, busco el sol en noche. Busco aquel amor que jamás tendré de ti.
Canto a la soledad de mi amor sin saber mi futuro, perdiendo voz con cada nota.
En oscuridad, encuentro mi paz y tranquilidad, pues, olvidome de tu esencia de mi imaginación.

Sé feliz; te pido; sin saber quién eres, pues yo estaré tras tu tristeza, agobiándola por ti.
Mi surreal felicidad dependerá de tu nula existencia. De mi alucinación amorosa.
Oh tú. Tan bella, tan única. Oh tú, tan inexistente y existente a la vez.

Necesidad surreal.

Vuelco de mi suspiro al regurgitar la sombra de mi soledad.
Canto a la amargura de una realidad incierta.
Ven, surge de las abnegaciones de mi alma.
Vive de la corrosión de mis huesos al romperse en llanto.
Aliméntame de la luna a la soberbia de tus labios.
Arranca la sed de mi alegría, vamos, llénala de lujuria.