jueves, 17 de julio de 2014

Tan sólo un trago más.

Sostengo un trago de whisky en mi mano, mientras en el otro sostengo mis esperanzas de tu cariño.
Al oler de cerca el alcohol puedo sentir todo su abanico de aromas, 18 años bien esperados.
Doy el primer sorbo y siento el etanol consumir mi garganta, ahogando en ella todas las palabras que quisiera decirte.
Llega  mi estómago con celeridad, calentando ese nido de mariposas que se alebrestan con tan sólo pensarte.

Entonces el metabolismo empieza:
Invade lentamente mis pulmones con los que suspiro tu compañía.
Invade lentamente mi cerebro con el que te pienso todo el día.
Invade lentamente mi corazón, aquel con que tontamente te quiero.

Lentamente empieza a matarme el whisky, tal como tú lo haces.
Aún en mi lecho de muerte soy feliz, pues aunque tú eres mi toxina favorita, me haces feliz.
Soy adicto a la destrucción, soy adicto al masoquismo.
Soy todo eso que muere por ti, mientras tú eres todo aquello que me mata.

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